Cuenta una leyenda que a comienzos del siglo XVI, el conquistador español Pedro de Alvarado tras conquistar los territorios fronterizos entre el sur de México y Guatemala, cruzó la zona de Quetzaltenango y llegó a Chimaltenango, donde la naturaleza le sorprendió. En una carta escrita a Hernán Cortés, le explica cómo sus tropas tuvieron que darse la vuelta en estas tierras, porque había “montañas de fuego” que le impedían el paso. Estas montañas, no eran otras que el volcán de Fuego, el majestuoso volcán del Agua, el volcán Pacaya y el gran Acatenango. Tras estas dificultades, tuvo que ser Cortés el que entrase con las tropas por el norte a través de las tierras de Petén.
Siendo más o menos ficción, la realidad es que en 1541, quedaba fundada la Capitanía General de Guatemala en lo que es hoy día, la ciudad de Antigua. Por aquel entonces, se llamaba oficialmente Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros y lideró los territorios de las actuales Chiapas, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica hasta su traslado en 1776 a la actual capital, Ciudad de Guatemala y ésta, hasta la posterior independencia de los países centroamericanos en 1821.
Tras toda una historia bajo sus hombros de desastres naturales y colonialismo, Antigua es la niña mimada del país y no nos extraña. Fue arrasada y reconstruida tras un terremoto en 1976 y designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
Aquí, las cosas funcionan y se nota en el buen ambiente que se respira en sus calles y su gente. Se trata de una ciudad colonial, colorida y tranquila, donde se puede disfrutar de un paseo a cualquier hora, con total tranquilidad. Está a solo 45km de la bulliciosa e intranquila capital, por lo que los fines de semana sirve de lugar de descanso y disfrute para los guatemaltecos de la metrópoli. Bien es cierto, que nosotros no salimos de fiesta, pero según se dice, hay bastante ambiente nocturno entre todos los extranjeros estudiantes de español y la gente de la capital.

A nosotros, Antigua nos acogió desde el primer momento, a pesar de las dificultades del primer día de viaje: Llegamos a las 07:30 pm (una hora más tarde de lo previsto y después de muchas horas de vuelos) al aeropuerto de Ciudad de Guatemala, teníamos un traslado contratado con el hotel directamente hasta Antigua (35 euros, un poco caro). Durante el trayecto, se nos pinchó una rueda y el vehículo que vino a ayudarnos a cambiarla (nuestro coche no tenía gato) se quedó sin batería. Todo esto, en mitad de la carretera, a oscuras y con los nervios a flor de piel por todas las historias de inseguridad que escuchamos del país. Tardamos cerca de cuatro horas en hacer el recorrido de a penas una.
Aun así, esa noche llegamos sanos y salvos a lo que sería nuestra casa durante las próximas semanas, habiéndonos salido finalmente gratis el traslado por el percance del vehículo.
Decimos casa, porque Antigua es bonita, es tranquila, pero sobretodo, cómoda. Desde aquí, puedes organizarlo todo, viajar al resto de puntos de interés de Guatemala fácilmente y encontrar todo tipo de servicios y excursiones turísticas. Para nosotros, fue nuestro campo base para movernos por el resto del país. Aunque fuésemos al Lago Atitlán, a ver el volcán de Fuego, el volcán Pacaya o incluso Tikal, hemos vuelto de paso por Antigua.
Qué ver en Antigua
No te cansas de pasear por sus calles, el lugar más carismático y conocido es el Arco de Santa Catalina, que se alza en la 5ª Avenida Norte, calle donde se encuentran los restaurantes más chic. Además, cerca del arco, hay una tienda de souvenirs y artesanía local muy recomendada. Merece la pena visitarla por su exposición de trajes típicos, máscaras y figuras indígenas y sobretodo, para descubrir el Maximon escondido en el patio del fondo a la derecha.

En la plaza de la Merced se encuentra ubicada la Iglesia de La Merced, que data del 1767 (casi veinte años de construcción) y es también un punto de encuentro local en la que disfrutar de un tentempié al mediodía o cenar algo en alguno de los puestos de comida casera bajo los farolillos portátiles de los tenderos. Tortas de maíz con guacamole, atol de elote o alguna ensalada son algunos de los platos que más se encuentran. Es comida local y barata, por 5 euros puedes disfrutar de un buen bocado. Nosotros cenamos aquí varias noches, por su cercanía al hotel y la gracia de disfrutar de comida callejera de cierta calidad.
Explorando el este de la ciudad, a las afueras del centro, fue toda una sorpresa encontrar las ruinas de la Iglesia y Convento de la Recolección del 1701, cuesta 20 Q, pero merecen la pena por ver los restos del templo tras los distintos terremotos sufridos. Algunas de las partes principales del edificio se encuentran volcadas en el suelo casi completas.

Siguiendo la calle abajo se llega a la estación de autobuses, al mercado local y a un par de pasajes con tiendas de souvenirs. La verdad, es que se trata de una zona muy auténtica que no te puedes perder. El mercado local es un sitio idóneo para encontrar algo de ropa de invierno de urgencia si vas a realizar la excursión al Acatenango, comprar algo de fruta, verdura, comida barata o cualquier otra cosa que necesites. Bajo la parte techada, está el comedor popular, donde encontrar platos por 5-10Q.

Volviendo al centro de la ciudad, encontrarás la plaza principal, donde la gente se aglutina en el Parque Central y los vendedores ambulantes cubren las necesidades de tantos visitantes. Alrededor de la plaza, se encuentra la Catedral de San José (con restos derrumbados de la antigua catedral en la parte trasera), el Palacio de los Capitanes Generales (un museo con muy buenas referencias), así como multitud de cafeterías bajo los soportales y un par de cajeros automáticos (ATMs) por si necesitas sacar dinero.

Uno de los edificios que más nos llamó la atención entre paseo y paseo es el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, hoy convertido en el Centro Iberoamericano de Formación de la Cooperación Española, tanto por fuera, la antigua fachada, como por dentro, el edificio actual, son un sitio bonito de visitar, además es gratis y albergan exposiciones temporales.

Otro sitio que visitamos, fue la Casa de Jade, una tienda-museo sobre el mineral por excelencia de Guatemala y que fue muy usado por los Mayas de Tikal. En la tienda te ofrecen una visita guiada gratuita entre copias y piezas restauradas de restos arqueológicos del mundo maya. Máscaras, jarrones y orfebrería en jade, que va desde el negro al blanco, pasando por todas las tonalidades del verde. El dependiente que nos guió, nos explicó muchas cosas sobre los mayas, la forma que tenían de realizar ofrendas y ritos funerarios. Claro está, al llegar al final de la visita guiada se llega a la tienda donde te ofrecen todo tipo de réplicas y joyas de jade y otros minerales. La verdad que precioso e interesante, salimos de allí conociendo nuestros nawales y con una pulsera de jade cada uno.

El Nawal de Antía es el águila o quetzal y el de Javi el mono. Para descubrir tu Nawal entra aquí y pon tu fecha de nacimiento, depende del día, mes y año, descubrirás tu glifo y los elementos que te representan según los antiguos mayas.
Comentamos al principio del post, la leyenda de los volcanes, y es que Antigua se encuentra rodeada de cuatro. Es impresionante ver el porte del volcán de Agua presidiendo la ciudad en cada calle cuando miramos al sur. Algo más difícil eso sí, es encontrar un punto para observar al humeante volcán de Fuego, que actualmente permanece activo y a primeros de junio entró en erupción ocasionando una catástrofe histórica en el país con más de quinientos fallecidos.
¿Desde dónde ver el volcán de Fuego en Antigua?
Nosotros encontramos unos cuantos lugares, entre ellos, la plaza del Tanque de la Unión, la fachada del antiguo Colegio de la Compañía de Jesús y la terraza de la crepería Luna de Miel. ¡Te invitamos a que en tu visita a Antigua busques más lugares y los compartas con nosotros!


¿Dónde comer?
En Antigua, no encontrarás problemas con dónde comer, y es que hay mucha variedad de sitios: típicos chapines, con toque europeo, cadenas fast-food norteamericanas y lo que más nos gustó, la cocina healthy y/o ecológica. Encontramos muchos restaurantes con opciones vegetarianas y veganas, además, muchos restaurantes a los que fuimos tenían su propio huerto en la trastienda.
Como la oferta es enorme, si te recomendamos como MUST ¡que no te puedes perder!
- Para comer bien: Sabe Rico, sitio de comida sana y ecológica con opciones veganas. ¡Prueba su sopa superfood!
- Para ponerse las botas: Luna de Miel, para merendar, cenar o lo que te apetezca! Una crepería de escándalo, batidos y tortitas de rechupete. Los fines de semana está a reventar de chapines de la capital, aun así, haz cola para subir a su terraza y disfrutar de la vista de los volcanes.
- Para disfrutar del ambiente: Rincón Típico, como dice su nombre, sitio típico lleno de gente local, puede ser difícil encontrar mesa y aquí, las opciones se limitan al plato típico chapín. ¡Eso sí! Te inmersas en el ambiente guatemalteco.
- Para callejear: puestos de la Plaza de Santa Catalina, que pocas palabras serían Bueno, Típico y Barato.
Para saber más sobre la comida en Guatemala, visita nuestro post Comida en Guatemala.
¿Dónde dormir?
Antigua es un sitio muy turístico, por lo que la oferta hotelera es grandísima. En nuestro caso, estuvimos en el Hostal Paseo de la Merced como en casa, tiene un amplio patio, cocina y desayuno incluido por aproximadamente 20 euros. Además en la puerta está Leo, emprendedor de 23 años que tiene su propia agencia de viajes, Alma Viajera, fue quien nos organizó los trayectos a lo largo de Guatemala y se convirtió en un buen amigo.
Si has llegado hasta aquí, es que hemos conseguido transmitirte nuestro interés por Antigua, ya que en el tiempo que llevamos de viaje y siendo nuestro primer destino, podemos decir que fue un amor a primera vista.
Nos encanta y… ¡volveremos!